
Nunca me ha apasionado ese deporte, ni he compartido ese entusiasmo enfermo que tiene la gente en general. No obstante, y puede que desde un punto de vista meramente objetivo, la decadencia humana hace aparición en su manera más patente.
Porque para celebrarlo hay que no dejar que la gente descanse en toda la noche, hay que tumbar (y a veces quemar) contenedores de basura, hay que hacer el cuadrúpedo lanudo al volante (arriesgando tanto sus vidas como las de los demás).
Y es que cada vez que vuelvo a casa y tengo que caminar por las calles de noche, me deprimo, y hoy más que nunca.
Pero a lo mejor el equivocado soy yo.
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